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Eliazard Antcho, la participante del Programa Tu Oportunidad que promueve la participación de las mujeres afrodescendientes en Chile

Eliazard Antcho, es una mujer haitiana de 32 años radicada en Chile desde hace 6 años. Es participante del programa de ONU Mujeres Second Chance Education, Tu oportunidad en Chile, actualmente estudia Servicio Social y trabajaba como facilitadora intercultural en la Fundación Dolores Sopeña.

Migrar en búsqueda de mejores oportunidades académicas y laborales

Eliazard Antcho es oriunda Mirebalais, ciudad ubicada en el centro de Haití, hace 6 años decidió migrar a Chile en búsqueda de mejores oportunidades académicas y laborales. Se estableció en la ciudad de Renaico, en la región de la Araucanía-Chile, donde fue facilitadora intercultural en un consultorio de salud, ingresando al Programa Tu Oportunidad de ONU Mujeres. “Yo tome la decisión de venir a Chile porque me gusta estudiar. Yo en Haití estaba estudiando derecho y a mi papá no le gustaba porque ser abogado en ese país es peligroso y además es una profesión mal vista por los casos de corrupción, cuando le dije que me quería ir a Chile él me apoyo y así fue como me radique en este país.”

Actualmente vive en Santiago y se encuentra cursando su segunda carrera, Servicio Social, profesión que ya desempeña en la fundación Dolores Sopeña. Ahí Eliazard se encarga de acompañar y asesorar a las personas haitianas que se acercan a pedir orientación. “Ahora apoyo a otras personas migrantes a buscar información en la plataforma de extranjería. Lo que más me gusta de mi trabajo es cuando a los usuarios les llega su residencia definitiva, esa sonrisa en su cara me hace feliz a mí también”.

También lidera una agrupación llamada Génesis la cual realiza clases de habilidades parentales y español a las mujeres haitianas del campamento Millantú en la comuna de Puente Alto de la Región Metropolitana. “La barrera idiomática es el principal obstáculo que enfrentan las mujeres, no estudian el idioma porque la prioridad es trabajar y si está la posibilidad los empleadores no les dan permiso. Esto impide la participación de las mujeres haitianas porque si no puedo hablar contigo, no voy a socializar, prefiero aislarme porque no te entiendo” sostiene la facilitadora intercultural.

Aprender para amplificar el conocimiento en los territorios

Para promover la participación de las mujeres haitianas, desde el punto de vista de Eliazard, es prioritario impulsar iniciativas de formación, por eso valora los cursos del Programa Tu Oportunidad de ONU Mujeres porque son instancias en las que no solo aprendió nuevas herramientas digitales, y de empoderamiento personal, sino también nuevas metodologías de enseñanza, las cuales replica en los territorios donde ella realiza acompañamiento a otras mujeres.

“Todos los talleres fueron significativos para mí, en especial el curso de autoestima, ahí aprendí hacer el FODA el cual me sirvió un montón en el Instituto. Me gusta además la metodología que usan porque saben que tienen participantes diversas, entonces no usan términos técnicos que no entendemos, te ponen ejemplos reales y enseñan de una manera sencilla. Yo aprendí esto y ahora lo aplico en los talleres o iniciativas que realizo”.

Desarrollar iniciativas considerando la voz de las participantes, acorde a cada una de las realidades y contextos socioculturales son claves para garantizar la participación de las mujeres, en especial para la comunidad haitiana radicada en Chile. “Antes que yo llegará a la toma a dar el curso de español había un profesor y no iba nadie porque era hombre, porque los esposos no le daban permiso a las mujeres. Cuando llegue yo, una mujer, se inscribieron 22 participantes. Hacer proyectos y proponer iniciativas de formación deben considerar todos estos factores”.

Cambio cultural para garantizar el derecho a los cuidados y la salud mental de las mujeres afrodescendientes

“Voy a hablar por las mujeres de la comunidad haitiana, existe poca o nula participación de las mujeres en el ámbito social, político, y académico porque toda en su mayoría son madres y desde la cultura haitiana, una cultura machista, las mujeres deben quedarse en casa, esto impide que las mujeres progresen, limita su desarrollo educativo y profesional. Tenemos que ayudarlas a ellas que salgan de la casa y erradiquen esas creencias, promover un cambio cultural”.

Impulsar iniciativas que promuevan la corresponsabilidad y contribuyan a erradicar los estereotipos de género ligados a los cuidados como algo natural a las mujeres es una de las propuestas de Eliazard para generar un cambio social, así como iniciativas de formación acorde al trabajo de cuidados. “Las mujeres haitianas migrantes mayoritariamente trabajan como auxiliares de limpieza o vendedora ambulante, salen a vender con sus hijos no por causar lastima, sino porque no tienen con quien dejarlos. Tenemos que empezar a trabajar con ellas, proponer cursos que les permita trabajar y que sean acorde a las labores de cuidado para promover su autonomía económica. Por ejemplo, allá en la toma todas las mujeres tienes hijos, todas van al inicio del curso, pero después del mediodía se tienen que ir preparar el almuerzo e ir por sus hijos al colegio”.

Durante los más de cinco años en los que se ha desempeñado como traductora y facilitadora intercultural, Eliazard ha sido testigo de cómo la salud mental de las mujeres haitianas se ve afectada no sólo por el trabajo de cuidados, sino también por su situación migratoria irregular que les impide ingresar a un trabajo forma, la dependencia económica y la falta de tiempo para ellas mismas. “Yo tengo un sueño y es poder tener un espacio para las personas haitianas que se quedan en Chile porque cada vez más están migrando hacia los Estados Unidos por el tapón del Darién. Hay muchas paisanas que están con una salud mental muy frágil, muchas de ellas madres de hijos chilenos, me gustaría tener una especie de albergue para poder contenerlas y apoyarlas porque en general se sienten solas y no tienen con quien hablar”.

Reunificación familiar es el otro gran sueño de esta madre haitiana. Eliazard no ve a su hija desde hace 6 años y pese a tener residencia definitiva el proceso para traer a su hija desde Haití no ha sido fácil. “Yo tengo un sufrimiento muy grande, mi hija de nueve años no la veo desde hace 6 años. Inicié el proceso de reunificación familiar hace dos años y hasta la fecha no he recibido ninguna noticia, vivir esta incertidumbre y esta tristeza es algo con lo que convivo día a día. Me hace feliz ayudar a las otras personas, pero mi corazón está incompleto”.